Hace poco más de 30 años, un día de febrero de 1984, Carlos Fuentes llamó desde París a su amigo Gabriel García Márquez, para decirle que Julio Cortázar –a quien no solo todos los grandes escritores del boom latinoamericano, sino todos los adolescentes del mundo, querían tanto tanto– había muerto. “Carlos, no creas todo lo … Sigue leyendo
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